lunes, 17 de junio de 2019

Un día de un estudiante de noveno


¡Odio mi vida!, era un día más de colegio y estaba harto, faltaban DOS malditos meses para que se acabara el colegio, ¡aghhhhh! Y encima empecé mi día con el típico grito de mi mamá:¡Emilio, muévete, te va a dejar el bus!!

Me levanté totalmente malhumorado y para variar se acabó el gas. ¡QUE RARO!, pero gracias a Dios por coincidencia los vecinos habían llamado al gas, lo supe de inmediato cuando escuché su cancioncita “Si en tu cilindro ya no queda más, tranquilo ya llegó el gas”. Tan pronto como lo conectaron, me metí a la ducha e intenté bañarme lo más rápido posible, y creí que había batido mi récord y cuando pensé que todo iba a estar bien revisé la hora en mi celular y eran las 6:10 ¡Faltaban 7 minutos para que llegara mi bus! ¡No entiendo porque me tienen que recoger primero y para variar dejarme último! ¡ASHHHH! De repente, escuché “BIP, BIP” Salí corriendo como flash, el chofer no me puede esperar ni DOS SEGUNDOS, se pone a pitar como loco, todo el barrio me detesta por su culpa. Para relajarme, me puse a escuchar reguetón, y en cuestión de minutos me quedé dormido. Pero desgraciadamente, para mi suerte el chofer no vio un “chapa acostado” y me golpeé contra la ventana fuertísimo y todo el bus se rió de mí. Después de mil horas de viaje, por fin llegamos al infierno, no se que es peor, si el bus o el colegio. Me bajé del bus lleno de vergüenza y maldije todo lo que se me cruzaba por en frente hasta que le vi a la Naomi tirada en el piso como vagabunda como todos los días porque se despierta a la 4 de la mañana y la mamá la deja ahi desde las 7 en punto. Bajamos hasta el 9ª y me quedé hablando con mi grupo de amigos hasta que sonó la campana a las 7:40.


Empecé mi día de clases con dos horas de Ciencias, no fue lo mejor de la vida porque estamos aprendiendo…mmm… el sistema reproductivo, y es un poco incómodo hablar sobre el tema y sobre todo porque me tocó exponer con el Arias los preservativos, no podía más de la risa y de pronto se me salió un chiste bastante divertido, pero no apropiado para la profe, ella me dijo “Te vas a inspección y no vuelves si no tienes pase” literal ACABA de comenzar el día. Llegué donde el Rafa y
después de una larga conversación de reflexión  que me habló, me dijo lo de siempre:
 “Esto va a su hoja de vida”. Sonó el timbre y por suerte tenía con otro profe. Empezaba mi materia favorita, Sociales y mas aún ahora que estamos hablando sobre política, algo que me encanta, lo malo es que el profe me odia y no me toma en serio. Ni modo. La hora se pasó VOLANDO y al fin ¡RECREO! ¡Que bestia, ni el lunch alcancé a coger!, pero no me importó, era recreo y era mi momento para hacer lo que más amaba, jugar fútbol con mis amigos. Mi equipo es tan bueno que les azotamos a los chamos de octavo.
Sonó el timbre, otra vez se acabo el recreo y tuve que ir a la ¡peor clase del mundo!! Mate. Llegué todo sudado, y sin que nadie se diera cuenta me puse mi desodorante y mi colonia. Escuché a mi compañero de puesto susurrar y estaba rojo y paniqueado, así que le pregunté que era lo que le pasaba. El pobre no podía más de los nervios, no podía pronunciar bien.


-        -  ¿Qué te pasa ve? Pregunté yo.
-         -Te-te-tenemos prue-ba de ma-ma-te. - afirmó mi compañero de puesto.
-          -Roberto, ¡me voy a quedar! – dije yo.

Saqué mi cuaderno e hice una polla en mi brazo, y durante el examen le copié al llorón, perdón al Baldeón. Pero aún así no terminé ni la primera hoja, ya nada. Salí los tres minutos que tenemos entre hora y hora, estaba jugando con mis amigos de las otras clases, y sin darme cuenta la Sonia, antes de que sonara el timbre cerró la puerta y puso seguro.

-          -Soñita déjeme entrar, dije yo.
-          -NOOOOOO, trae pase demonio. – afirmó la profe.

Ya nada, me tocó irme a coger pase. ¡De nuevo a inspección!, sabía la larga charla que me esperaba, “¡valí nachos!, estaba la Claudia! La más brava, justo hoy, ¡SONIAAAAAAA!. La Claudia me mandó hasta la China, y no pude ni hablar. Regresé a la clase con el pase en la mano y le dije “Tome Sonia” que injusticia. Mi suerte sí que apesta, tuve DOS PINCHES HORAS de español. De repente oí ¡Ring, Ring!, salí corriendo y la Sonia me dijo:
-       
            -Vuelve acá LUCAS, dijo ella y me dio una tremenda charla sobre mi comportamiento.
-                                                                                                               
    
     Después de esos 5 minutos , salí apurado a ganar cancha, pero los mayores nos ganaron, pero por suerte nos pidieron que hagamos un partido. Después de esforzarnos lo más que pudimos, nos terminaron ganando 2-0, todos me echaron la culpa solo porque me había jalado UN gol. Estaba tan enojado con todo el mundo, que patee el balón hacia al arco, pero con la GRAN suerte que tengo, rebotó contra el palo y me pegó en el ojo. Todos lo vieron y se echaron a reír.

-          -JAJAJAJAJ, eso es karma – me dijeron mis amigos.
-          -Ya quiero ver cuando les pase – contesté yo
    
   
   
   Sonó la campana, y me fui a la doctora por dos razones, la primera, no quería ir a la peor clase del mundo. Y segundo, no quería que se siguieran burlando de mí, sabía que estaban enojados conmigo, pero no era justo, fue solo un gol, además ellos también pudieron haber metido uno. En fin, llegué a la doctora y me puso hielo, intenté hacerme el adolorido lo que más pude, hasta que la doctora me puso todas las cremas que podían existir y no tenía mas escusas. Me dio uno de sus post-it y volví a la clase. Toqué la puerta, y todos regresaron a ver, le dije al profe lo que había pasado y me dijo que necesitaba pase, así que le mostré el que me había dado la doc, pero no le importó, me dijo que tenía que ser uno del Rafa-inspector- intenté explicarle con mi mejor inglés-porque el profe es gringo- pero no funcionó.  Sin más ganas de pelear ni amargarme, fui a pedir un pase, fui caminando lo más leeeeeennnnnnnntttttttttttooooooooooooo que pude, hasta que llegué y me tocaba entrar.     

-      -   Buenas Rafita- dije yo.
  -     -¿Pero que haces aquí? Es la tercera vez en el día que vienes- me respondió él.
  -     - Esta vez no fue culpa mía, le juro-,dije.

Le expliqué todo lo que había pasado del recreo en adelante. Como el Rafa es tan pro, me dio un pase y no lo puso en la hoja de vida. Llegué a la clase y le entregué a mí profesor el maldito pedazo de papel que tanto quería. Sonó la campana con suerte y al fin me podía ir, cogí mis cosas y me largué.                                                                                                                                      Subí a los buses con Emilio y me senté en la última fila a jugar en mi celular. Al llegar a mi casa último como cada santo día, comí y me quedé dormido de inmediato.

--Lucas ya despiértate, duermes toda la tarde–, dijo mi mamá.
--No tengo nada ma, tranquila-,respondí.

Me desperté tan cansado pensando que solo me dormí una o dos horas, hasta que vi mi celular eran la 9:30 p.m. y además mi IPhone no paraba de sonar por los mensajes que llegaban del grupo de la clase. Y empecé a leer y tenía.

-Hijueee madreee! Me quede dormido y no hice deberes- grité tan fuerte que mi mamá me escuchó  y me habló como si hubiera matado a alguien.

Me quede haciendo todos los malditos deberes hasta las 12:30, tardísimoooo! Pero sabía que se venía un día más de infierno. Grite tanto sobre mi almohada y me dormí.




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